Dentro de los tratamientos que los odontólogos podemos realizar para aumentar la estética de la sonrisa y, consecuentemente, la autoestima de los pacientes, tienen una influencia importante las carillas.
De una manera concisa, son láminas de un grosor no superior a los dos milímetros que reemplazan o aumentan el volumen frontal de un diente anterior, pueden realizarse con material plástico, composite o pueden ser de porcelana (aclaración: las uñas postizas “de porcelana” son de composite). La diferencia está en el desgaste y fractura (el composite se puede reparar) y en la transmisión del color (mejor la porcelana).
¿Para quien están indicadas?
No para todos los casos de estética. No para los casos donde se aprieten mucho los dientes. No en casos de coloración por antibióticos. Sí para los casos de dientes blancos con espacios o microdoncias. Sí para alargar unos centrales en plan modelo. Sí para pacientes que quieren cambiar volumen pero tienen un color normal de sus dientes.
¿Y por qué esto?
Porque las carillas, por su grosor limitado, no pueden bloquear y blanquear un color oscuro (a no ser que sean mas opacas y blancas que la pared). Para colores oscuros siempre es mejor una corona totalmente cerámica.
Cuando estudiaba en US, vi un anuncio de un fabricante de carillas que me impresionó, salía una foto de una chica que no abría la boca y, como sabéis, en US hay que sonreír siempre, con un pie de foto que decía: “A veces, sonreír duele”
Los odontólogos podemos hacer mucho por vosotros, preguntadme.